viernes, 2 de mayo de 2008

ICH LIEBE SIE BERLIN!


Berlín! esa ciudad que hace años no me decía nada, pero que me enamoró cuando la conocí en mi viaje de Agosto del 2005.

Para mi fue un viaje "providencial". Recuerdo que ese verano estaba pasando por un mal momento debido a una ruptura sentimental. Yo estaba un poquito triste, y mis amigos Pascual y Santiago no me dejaban ni a sol ni a sombra (gracias amigos). Ante la perspectiva de pasar las vacaciones sola, les hice una lastimera pregunta con vocecilla de cordero degollao: "... y vosotros, qué váis a hacer en Agostoooo??" ; a lo que Pascu contestó: "Pero no te acuerdas que te dijimos que nos íbamos a Berlín y que "la Pekeña" había comprado un billete de más por error????... estás invitadísima!!!" . Bueno, nunca agradeceré bastante a mis amigos Pascu y Santi el viaje maravilloso que viví a posteriori.

Y allí me encontré, en Berlín, con 10 personas más (de las que sólo conocía a dos, Pascu y Santi) y embarcada en un viaje a una ciudad que nunca me llamó demasiado la atención.

Bueno, pués he de deciros que pocas veces en mi vida lo he pasado tan bien. Berlín es una ciudad fascinante que me volvió loca de amor (loca por sus piedras!). No recordaba tal sensación de libertad como la que sentí "bicicleteando" all around the shop por las calles de Berlín; ni la paz que sentí en los lagos de las afueras berlinesas, dándome un baño en sus cristalinas aguas, gritando bajo el agua para descargar toda la adrenalina que llevaba encima, flotando en mitad del lago.. (sentía que yo era el centro del mundo!).

Tampoco olvido los museos (alucinantes!); casi me echan a patadas del Pergamon (estaba fascinada entre esculturas romanas); nunca olvidaré lo que me reí en el museo de la Bauhaus con la sevillana que Vicente se marcó delante de una maqueta (era de Walter Gropius o me falla la memoria?), y tampoco olvidaré lo CERRADO que estaba el Schwules Museum (Museo Gay) porque según nosotros, los "encargados" estaban todavía de after.

No puedo olvidar las noches de marcha, en especial la que pasamos en los TACHELES (un edificio okupa que hay en mitad de Berlín, dedicado al arte y al desparrame). Esos bailes en el Zapata fueron inolvidables (Jose Luis, aún me parto de la risa recordando nuestros bailes)

Todo esto amenizado con la mejor compañía.. mis 10 compañeros de viaje eran de lo mejorcito. Hace poco que volví a verles y no sabéis lo que me alegré.

Todo este resumén de mi viaje del 2005 es para contaros que este año hay REVISIÓN DE MI VIAJE A BERLÍN!. En agosto habrá un Berlín 2008 que seguro va a ser igual de inolvidable.

Mi compañero de viaje en esta ocasión es mi adorado Nacho, y que es de gran ayuda porque además SABE ALEMÁN!... así que no nos van a faltar las salchichen, ni las kartoffeln, y mucho menos las cervezen (como veís, el componente mamarachen ya lo pongo yo!).

Nacho y yo nos dedicaremos principalmente al esparcimiento (diurno y nocturno) y al relax (idem). Vaya, que no nos perderemos un desayuno en terracita, ni un brunch, ni un lunch, ni unas compras en el KDW y el H&M de al lado de Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche (lo he dicho bien, Nacho?), ni una cerveza en los Tiergarden (o era en los Biergarten?.. bueno, para no discutir, cervecita en los dos), ni un cabaret, ni un club, ni una discoteca, ni nuestras copitas de champán en los locales de moda... y a ser posible ni un concierto de mi adorada (y nunca bién ponderada) UTE LEMPER.

Y aquí os añado una explicación de la foto con la que ilustro la entrada:

En un campo de 19.000 metros cuadrados, casi al lado de la Puerta de Brandemburgo, como una suerte de ondulado mar de miles de columnas de hormigón se despliega el llamado 'Monumento a los Judíos asesinados en Europa'.

Se debe pasear por los estrechos callejones que dejan las columnas, sobre una superficie ondeada, pero el recorrido mismo tampoco tiene una senda establecida: se trata de errar por dentro del extraño paraje en la dirección que se quiera.

La sensación es de desolación, de extravío, de amenaza, como si se estuviera en un espeso y oscuro bosque y no se supiera qué aparecerá a la vuelta de cada árbol. Pero a la distancia también recuerda a esos antiquísimos cementerios judíos, con sus lápidas irregulares, como arrojadas desordenadamente sobre la superficie.

Esta foto la tomé con mi videocámara, por eso no tiene mucha calidad, pero es una foto que me encanta, porque tuve la suerte de que en ese mismo instante pasaba alguien por entre las columnas, dando un toque de vida a este cementerio de hormigón.

Ni que decir tiene que el viaje a Berlín, lo recomiendo encarecidamente. Y después del viaje, es imperativo ver "Cielo sobre Berlín" de Wim Wenders (película de la que luego salió la descafeinada -pero mona- versión: Ciudad de ángeles).

BERLIN, WARTEN SIE AUF MICH, DASS ICH KOMME!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estuve en Berlín esta semana santa pasada y volví totalmente alucinado con la ciudad. La has descrito a la perfección. Para ser tan grande no parece que haya tanta gente; vamos, que mi iría a vivir allí sin pensarlo. Estoy por dejar de estudiar ruso y ponerme con el alemán, jeje. Un besazo