domingo, 30 de agosto de 2009

THE DANCE

Ayer compartí con mi amigo Javi una de las tarde más maravillosas de las que he podido disfrutar en mucho tiempo. Y esto es mucho decir, porque últimamente voy sobrada de días, tardes y noches maravillosas.

Me recogió como a las 5 en su enorme Quad (creedme, el Quad más grande que he visto en mi vida) y tras un ritual de preparación: botas, guantes, casco, etc... comenzamos una marcha por caminos, campos y monte (que no me oiga el SEPRONA).

La tarde fue fantástica, el clima fue amable con nosotros y nos permitió disfrutar más si cabe de un paseo inolvidable. Aún no puedo olvidar lo mucho que me reí, la velocidad de vértigo, los saltos, las subidas.. disfruté como una niña.

Y durante todo el trayecto, especialmente los momentos en los que admiraba el paisaje y sentía el viento en mi cara, constantemente sonaba la misma banda sonora: "The dance" de Westlife.

Hace ya tiempo que el mismo Javi me descubrió esta canción, y desde entonces no puedo parar de escucharla en determinados momentos. Ayer, mientras iba al encuentro de Javi, la puse como 7 veces, y ayer por fin, descubrí el significado que esta canción tiene para mi. Os explico; después de mi última (cagada??) sentimental, en la que estuve acompañada en todo momento por mi amigo Nacho, hubo un momento en que le dije: "Nacho, por qué tengo que embarcarme en todo esto, preferiría no conocer a nadie, para no tener que llevarme estos chascos". Nacho, en su inmensa sabiduría me dijo: "Male, no digas eso.. vale la pena haber vivido; recuerda la canción de Julio Iglesias: Siempre fue más feliz quien más amó". En ese momento quise entenderle, sabía que era cierto lo que me decía, pero yo no lo sentía así. Sólo quería aislarme del mundo, rodeada simplemente de mis amigos, mi familia y de alguna que otra relación (por qué no decirlo) que no implicase ningún sentimiento por mi parte.

Ayer escuchando la canción lo entendí todo, y por primera vez lo sentí así. Realmente no me arrepiento de nada, no me arrepiento de haber sentido, de haber jugado, e incluso de haber perdido.. porque como bien dice la canción: Ahora estoy feliz de no haber sabido como todo esto acabó(....) sí, me hubiese ahorrado el dolor.. pero también me habría perdido ese baile que compartí contigo bajo las estrellas.

Recordad amigos las palabras de Nacho: SIEMPRE FUE MÁS FELIZ QUIÉN MÁS AMÓ.


viernes, 28 de agosto de 2009

VERANO 2009
















Ya he empezado como 15 veces este post, y sigo sin tener ni idea de como continuar. Debe ser porque resumir lo que está siendo este verano de 2009 para mí no es fácil, debido al cúmulo de experiencias, emociones, sentimientos, momentos. Verdaderamente es difícil comprimir tanto en tan poco espacio.


Diré que hay dos momentos que han marcado lo que está siendo este verano, y coinciden con mis dos últimos viajes.


Bien es sabido por todos vosotros, queridos amigos, que viajar es uno de mis "hobbies" favoritos, y bien sabéis que desde principios de años me prometí que "no matter how" iba a viajar como una loca este año.


Pues bien, estoy viajando todo lo que mis obligaciones laborales, y mi cuenta corriente, me permite, que por el momento no es poco.


En un principio tenía muy claro que este año me iba a ir a Sri Lanka a un retiro de Yoga en una aldea de ensueño. Todo estaba claro, pero sólo en mi mente, porque el plan incluía una preparación "ascética" importante. Todos pensaréis que me estoy refiriendo a Yoga y meditación a saco antes de tal incursión en el mundo espiritual. Pues os equivocáis, porque el asceticismo incluía únicamente el quedarme en mi casita y no hacer gasto por una buena temporada porque el retirito en cuestión me costaba un riñón y parte del otro. Y qué ocurrió?, pues que la cabra tira al monte, y de quedarme en casita nada de nada ya que en mi temporada pre-vacacional (que ha ido de enero a julio ni más ni menos) me he dedicado a salir día sí, día tambien y a renovar mi fondo de armario cual una Personal Shopper en el corredor de la muerte; y el resultado es el que todos ya sabéis, no me ha quedado ni un duro para un super viaje, pero por suerte sí lo suficiente para viajes más pequeños.


Comenzaremos por mi viaje a Estambul; una maravilla!!. Es la sexta vez que iba, pero ya hacía muchos años que no me pasaba por uno de mis lugares favoritos en el mundo. Todo ha sido increible, y he podido disfrutar de la compañía de unos amigos maravillosos y de mi hermano, al que ya sabéis que adoro. Lo hemos pasado en grande visitando una de las ciudades más impresionantes bajo mi punto de vista. Nos hemos reído como pocas veces y hemos disfrutado de un viaje lleno de anécdotas (no voy a nombrar mi momento "Falcon Crest" en el Gran Bazar, porque a estas alturas ya todos sabéis como fue la película). En resumen, he podido volver a disfrutar de las vistas, de los olores, de los sabores, de la gente de esta maravillosa ciudad. Si pudiera escoger un día, elegiría el último. Nos levantamos temprano (yo diría que casi ni me llegué a acostar esa noche) y con más sueño que un narcolépsico atiborrado de valerianas, me embarqué en el ferry que nos llevó a las Islas Príncipe, unas islas maravillosas en las que no hay ningún vehículo a motor, y en las que las distancias se recorren a patita o en estupendas calesas tiradas de caballos. Yo elegí la calesa, y ahí me fuí con mi acompañante (porque misteriosamente perdí a mis amigos) a una playita privada. Nunca olvidaré mi primer baño en el mar de Mármara, las partidas de Backgamon y la siesta bajo la sombrilla. Después de esto regresamos a la ciudad, y disfruté de una tarde-noche maravillosa visitando la Mezquita de Eyüp, una de las más hermosas de Estambul. Pero lo que más recuerdo es el paseo por el cementerio de la mezquita, la tranquilidad, las vistas desde la colina sobre todo el Cuerno de Oro, la larga subida que une la mezquita con el café de Pierre Lotti, la tenue luz anaranjada que iluminaba el camino, el aroma a higuera en verano (no me he vuelto una cursi, este es mi olor favorito); fue un paseo inolvidable, que acabó en una mesita tomando uno de los mejores cafés turcos de mi vida...



Y después siguió la vuelta a la rutina, que sólo fue un mero trámite hasta mi siguiente viaje: Berlín. Ya he dedicado dos entradas más a mis viajes a Berlín, y parecería que queda poco por contar, pero nada más lejos de la realidad. Cada viaje a Berlín ha sido emocionante e increiblemente nuevo. Este no ha sido una excepción.


Desde el principio sabía que el viaje iba a ser especial. Nacho y yo estábamos en muy buena sintonía y sin parar de mandarnos mensajitos al movil del tipo (faltan 10 días, 14 horas, 525 minutos y 46 segundos..), y cuando estábamos delante de nuestros amigos, y para no parecer dos locas de los pelos, cuando se daban la vuelta nos cogíamos de las manos y empezábamos a dar saltitos (nos vamos, nos vamos, nos vamooooos!).. sí, lo sé.. somos dos locas de los pelos!.


En fin, desde el minuto uno todo fué especial, la compenetración fue increible, ni un mal rollo, ni un desacuerdo.. nada! sólo muchas ganas de pasarlo bien, y un: me la trae floja! todo me viene bien!


Y así fue... día tras día, algo especial..


No olvidaré jamás el primer lunes; salimos a tomar unas copas (vaya, lo que viene siendo "beber para olvidar", como dos chicas Almodovar cualquiera) y las copas se convirtieron en 5 mojitos por barba (como de medio litro cada uno.. en mi vida he visto mojitos tan grandes!) y varias botellas (ufff.. innumerables) de Moët .. yo aún no se como no acabé en el hospital más cercano aprendiendo a decir "coma etílico" en germánico (se que este comentario no dice mucho de mí, pero qué le vamos a hacer); yo solo sé que eran las 10 de la mañana y fuimos de hotelazo en hotelazo a desayunar.. con Möet! y con dos amigos de nueva adquisición que recogimos en el primer local (al que ya tengo prohibida la entrada de por vida).. en ese momento entendí a Ramoncín y a su tan traído y llevado "litros de alcohol corren por mis venas... " . Pero bueno, después de un año entero siendo absolutamente abstemia, creo que ya me merecía unas copichuelas.



Y así podría enumerar montones de momentos impagables del viaje: nuestra siesta en dos bancos del Tiergarten como dos homeless cualquiera (eso sí, dos homeless con Ipod y música ayurvédica para relajarse). Nuestro paseo por Postdam a casi 40 grados (mi madre, cuánto palacio.. vaya pateo!). Nuestra comida en un precioso palacio (la casa del Dragón) en unas mesitas bajo los castaños y rodeados por una boda de alemanes (si esque son civilizados hasta para eso, casi me tengo que levantar yo y gritar !qué se besen!.. porque ahí no se oía ni una voz más alta que la otra. Nuestro día en el campo de concentración de Sachsenhausen (al que cariñosamente, y para quitar hierro al asunto, llamábamos "Campito de Cocentaina"); pero bromas a parte la experiencia de Sachsenhausen fue impresionante, aún recuerdo el escalofrío que me recorrió la médula en un momento muy determinado de mi visita. También recuerdo la noche del sábado donde nos fuimos a salsear a "La Havana", un local estupendo de música salsa donde bailé con un alemán que no lo hacía nada mal; ahí recogimos a nuestro amigo Jose y nos lo llevamos a nuestro adorado "Kumpelnest" (amigo Jose, dónde quiera que estés.. qué le dijiste a los seguratas para que nos echaran del Berghain??, pero recuerda querido amigo: DE MEJORES SITIOS ME HAN ECHADO!); en el Kumpelnest volvimos a recoger a otro compatriota, Alex, al que desde aquí mando un beso, porque sé que me lee (¿ves? no he cerrado el blog, sólo lo he hecho "algo menos personal"). Otra noche mágica para el baúl de los recuerdos.



Pero el verano no ha acabado.. no señor! .. para mí el verano acaba el 1 de Noviembre (tengo suerte, ya que, como diría Serrat, nací en el Mediterráneo -y aquí los veranos son más largos-) y a lo mejor también tiene que ver que en mis vacaciones de Octubre (12 días nada menos) me voy a latitudes más cálidas. Ya todos sabéis que por circunstancias aun desconocidas, mi viaje a Chipre se ha "cancelado", pero algo mejor me espera, y amigos, México tiene todos los puntos para verme de vuelta (que ya hace unos añitos que no asomo el morro por la tierra del tequila y la ranchera). ¿Volveré a llorar cuando sienta el olor del cilantro recién cortado? eso, meine liebe freunde, os lo contaré a mi vuelta.


Bis bald.