viernes, 8 de febrero de 2008

EL DOLOR DE LOS AMIGOS

Tengo una amiga a la que adoro (y a la que por supuesto, nombro en mi entrada de abajo). Nos conocemos desde que teníamos 5 añitos. La vida y las circunstancias de nuestros padres nos llevaron a que nos arrancaran muy jóvenes de nuestro lugar de nacimiento y que coincidiésemos en el mismo pueblo. Era mi vecina y amiga del alma; su madre siempre decía: sois como gemelas, con la diferencia de que las gemelas nacen unidas y el tiempo las separa y vosotras nacisteis separadas pero estáis siempre juntas y no hay quien os separe (qué razón tenía!!). Cuánto jugamos en ese pueblo! cuántas risas y llantos y meteduras de pata (hasta con los amigos del alma se mete la pata).
Hoy por hoy, y 27 años después, aun seguimos siendo amigas, a pesar de la distancia (la vida nos devolvió a cada una a la tierra que nos vio nacer); pero a pesar de esto, siempre nos vemos a menudo; hemos estado en los días más felices: bodas, cumpleaños, reencuentros de amigos ; y también en los más tristes.
Ayer fue un día de esos. Un día en que mi amiga me llamó para darme una terrible noticia; no podía casi articular la voz sin que ésta se le fuera, trataba de mantener la compostura, pero su tono la delataba. Yo traté de guardar el tipo para no venirme abajo y ponerme a llorar (ella ya tenía bastante y estaba aguantando como una campeona); traté de darle todos los ánimos que pude, de mandarle todo el cariño del que soy capaz, de transmitirle lo mucho que la quiero y lo cerca que me tiene a pesar de la distancia. Pero no pude más, y nada más colgar el teléfono rompí a llorar desconsoladamente, con una tristeza infinita.
Hoy me he sorprendido a mi misma, ya que me considero una persona a la que los sentimientos le afectan lo justo; creí que ayer lloré todo lo que tenía que llorar y que hoy la cosa, a pesar de lo terrible y triste que era, estaba "superada" en lo que a llanto y dolor infinito se trataba; pero no he podido dejar de pensar en mi amiga todo el día. He pasado el día inmensamente triste, con el corazón roto y el alma en mil pedazos.. ¿exageración? ni una pizca, porque me dolia el alma, así es como he logrado describir el dolor y la tristeza que me han asolado todo el día; y no he podido dejar de pensar que estaba compartiendo el dolor de mi amiga, que lo sentía como mío. Sí, realmente estaba sintiendo su dolor en mi propio corazón, en mi propia alma.
Y estos son los amigos, los que llevas en el alma; los que hacen de su risa tu risa, de su éxito tu triunfo, de su alegría tu felicidad... de su dolor, el tuyo propio... Amiga, ánimo! que lo que tanto anhelas te espera a la vuelta de la esquina, y aquí vamos a estar tus amigos, para vivirlo y disfrutarlo contigo.

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